FIGURAS
DE POSICIÓN
El criterio que distingue estas figuras es el cambio o
la ruptura del orden normal de los elementos que componen una oración. Hay que
ser especialmente cuidadoso a la hora de identificar este tipo de figuras, ya
que en castellano el orden de las palabras es muy flexible, y admite muchas
combinaciones que a menudo tienen muy escasa ‑o ninguna‑ relevancia expresiva
(tan correcto es decir "Juan juega con sus amigos en el parque" como
"En el parque juega Juan con sus amigos" o "Con sus amigos en el
parque juega Juan"). Se distinguen dos grupos de figuras de posición.
1.1. POR
RUPTURA DEL ORDEN REGULAR
DE LOS ELEMENTOS DE LA
ORACIÓN
1.1.1.
Anástrofe: consiste
en la inversión en contacto de dos elementos sucesivos de la oración, que pueden
ser sujeto y predicado, verbo y complemento, sustantivo y atributo. Hay que
tener en cuenta que en castellano la posición de las palabras es muy libre, y
por tanto deberemos ser cuidadosos con la identificación de esta figura; por
otro lado, en muchos casos apenas se distingue del hipérbaton (en realidad, no
sería erróneo considerar la anástrofe como una mera variedad del hipérbaton).
Era del
año la estación florida
(Luis de
Góngora. El orden normal sería "Era la estación florida del año". El
sujeto y su complemento determinativo han variado sus posiciones respectivas)
Colgate
el mal aliento combate
(anuncio
de dentífrico; en este caso se ha variado el orden -objeto directo+verbo en
vez de verbo+objeto directo‑ para favorecer el sonsonete publicitario).
1.1.2.
Hipérbaton (el plural es hipérbatos): consiste en la
separación de dos elementos sintácticamente unidos mediante la intercalando un
elemento ajeno de una o más palabras, que normalmente no corresponde a esa
posición. Debido a la libertad de posición en castellano tendremos que tener
cuidado al señalar esta figura; en todo caso, el hipérbaton será tanto más
claro cuanto más fuerce el orden habitual.
Quien quisiere ser culto en sólo un día
la jeri (aprenderá) gonza siguiente...
(Francisco de Quevedo)
Inés, tus bellos, ya me matan, ojos,
y al alma, roban pensamientos, mía,
desde aquel triste, en que te vieron, día,
con tan crueles, por tu causa, enojos
(Lope de Vega)
Una variante del hipérbaton es la tmesis, que consiste en la
separación de una palabra mediante intercalación de otros elementos sintácticos,
que se introducen entre las dos partes de la palabra. El primer ejemplo de
hipérbaton (Quevedo) es también un ejemplo de tmesis.
1.1.3.
Mixtura verborum: se
produce cuando la acumulación de anástrofes e hipérbatos es tal que aparece un
auténtico caos sintáctico.
De este, pues, formidable de la tierra
bostezo, el melancólico vacío
a Polifemo, horror de aquella sierra,
bárbara choza es, albergue umbrío,
y redil espacioso donde encierra
cuanto las cumbres ásperas, cabrío,
de los montes esconde: copia bella
que un silbo y un peñasco sella
(Luis de Góngora)
1.1.4.
Hipálage o enálage: es una
figura gramatical apoyada en el cambio funcional de una parte del discurso por
otra; se aplica especialmente al cambio de posición de un adjetivo, cuando éste
refiere gramaticalmente, en vez de al sustantivo al que debía ligarse
semánticamente, a otro sustantivo del contexto.
Yo fatigo sin rumbo los confines
de esa alta y honda biblioteca ciega
(Jorge
Luis Borges; el adjetivo ciega, que es aquí adyacente de biblioteca, se refiere
en realidad al propio protagonista de los versos, al escritor argentino Borges,
ciego en su madurez)
1.2. POR
INSISTENCIA EN EL ORDEN REGULAR
DE LOS ELEMENTOS DE LA
ORACIÓN
1.2.1.
Paralelismo o isocolon: consiste
en la identidad o semejanza de construcción entre dos o más unidades
sintácticas (sintagmas, oraciones) o métricas (versos). Es muy habitual que el
paralelismo coincida con la aparición de figuras de repetición tales como la
anáfora, la epífora, etc.
a sus suspiros, sorda,
a sus ruegos, terrible,
a sus promesas, roca
(Tirso de Molina)
Variedades del paralelismo son la bimembración o dicolon, latrimembración
o tricolon o la plurimembración o pluricolon;
consisten en la repetición de una misma estructura sintáctica dos, tres o más
veces. Pueden adoptar muy diversas formas y coincidir con otras muchas figuras;
asimismo, pueden afectar a palabras, sintagmas u oraciones enteras.
Me dijo
que no me preocupara, que todo se solucionaría (bimembración)
Susana
tenía un cabello espeso, ondulado, precioso (trimembración)
Lo
perseguimos con denuedo por los roquedos, por los peñascales, por los bosques,
por los ríos y los arroyos, por los secarrales y los desiertos
(plurimembración)
1.2.2.
Quiasmo: los
elementos de la oración se colocan en posición cruzada, a menudo para expresar
conceptos antitéticos. Los elementos que constituyen esta figura adoptan una
disposición simétrica. El quiasmo se puede producir dentro de una única oración,
pero también como una figura que afecta a dos o más oraciones.
quitan
gusto y celos dan
(Tirso de
Molina; verbo-OD / OD-verbo)
cuando
pitos, flautas,
cuando
flautas, pitos
(Luis de
Góngora; nombre A-nombre B / nombre B-nombre A)
o púrpura
nevada o nieve roja (Luis de Góngora; el quiasmo no depende de la posición de
las palabras, sino del sentido de éstas, que establece un claro contraste:
rojo-blanco / blanco-rojo)
1.2.3.
Correlación diseminativa recolectiva: se trata de un tipo
específico de paralelismo, muy característico de los escritores del Barroco,
que consiste en la aparición de una serie de elementos repartidos a lo largo de
un texto (normalmente un poema), los cuales vuelven a surgir al final de la
composición, normalmente agrupados en uno o varios versos.
Mientras por competir con tu cabello
oro bruñido al sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;
mientras a cada labio, por cogello,
siguen más ojos que al clavel temprano,
mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello,
goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,
no sólo en plata o en víola troncada
se vuelva, más tú y ello juntamente,
en tierra, en polvo, en humo, en sombra, en nada.
(Luis de
Góngora; como puede observarse, los elementos repartidos en los dos cuartetos
se "recogen" en el primer terceto)
2.
FIGURAS DE REPETICIÓN O ITERACIÓN
Las figuras comprendidas dentro de esta categoría se
distinguen porque están constituidas por la repetición ‑o iteración‑ de un
elemento (fonema, palabra, sintagma u oración) en el curso del texto. Se
distinguen dos grupos de figuras de repetición:
2.1. POR
REPETICIÓN DE ELEMENTOS IDÉNTICOS
2.1.1.
Geminación o epizeusis: consiste
en la repetición en contacto de una palabra o grupo de palabras al principio,
en el interior o al final de un enunciado.
Abenámar, Abenámar, ¡Fuego, fuego, zagales, agua, agua!
moro de
la morería (Tirso de Molina)
(Romance
de Abenámar)
Si la repetición es de una sola palabra se denomina, con
más precisión, reduplicación (primer ejemplo); si el término
repetido sirve para unir dos elementos de la frase, se llama conduplicación:
Te voy a hacer un regalo, un regalo que no te puedes ni
imaginar
Si lo que se repite es una palabra o grupo de palabras a
fin de reforzar la idea que se pretende expresar, la figura se denominaepanalepsis.
En las
condiciones actuales de nuestra economía ‑y subrayo "en las condiciones
actuales"‑ el crecimiento del paro es inevitable
2.1.2.
Anadiplosa o anadiplosis: consiste
en la repetición del elemento final de un grupo de palabras (sintagma, oración
o verso), al principio del grupo siguiente. En realidad, esta figura es también
una variedad de geminación.
ideas sin
palabras ¡Mueran tiranos traidores!
palabras
sin sentido ¡Traidores tiranos mueran!
(Gustavo
Adolfo Bécquer) (Lope de Vega; en este caso, la anadiplosa
se encuentra dentro de un quiasmo)
2.1.3.
Concatenación: se trata
de la sucesión, encadenamiento o continuación progresiva de dos o más
anadiplosas.
Trescientos Canetes eran
de este rebato la causa,
que los rayos de la Luna
descubrieron sus adargas;
las adargas avisaron
a las mudas atalayas,
las atalayas los fuegos,
los fuegos a las campanas
(Luis de Góngora)
Y desventurados de los que por ostentación quieren
tirar la barra con los más poderosos: el ganapán como el oficial, el oficial
como el mercader, el mercader como el caballero, el caballero como el
titulado, el titulado como el grande, el grande como el rey, todos para entronizarse.
(Mateo Alemán)
2.1.4.
Epanadiplosa, epanadiplosis, epanástrofe o redición: los elementos
repetidos se colocan al principio y al final de una unidad sintáctica o
métrica, formando un marco.
Dicen que
me case yo ¡Qué alegría, en el campo, qué alegría!
no quiero
marido, no (Rafael Morales)
(Gil
Vicente)
2.1.5.
Anáfora o repetición: los
elementos repetidos se colocan al principio de dos o más unidades sintácticas o
métricas seguidas.
Salid
fuera sin duelo, Cuéntale tú, Antonia, cuéntale
salid sin
duelo, lágrimas corriendo tú, Lorencina
(Garcilaso
de la Vega)
(Ramón del Valle-Inclán)
2.1.6.
Epífora, epístrofe o conversión: los
elementos repetidos se colocan al final de dos o más unidades sintácticas o métricas
seguidas.
Parece
que los gitanos nacieron en el mundo para ladrones: nacieron de padres
ladrones, críanse con ladrones, estudian para ladrones, y finalmente salen
con ser ladrones corrientes y molientes a todo ruedo. (Miguel de Cervantes)
2.1.7.
Complexión: resulta
de la combinación simultánea de anáfora y epífora. La repetición se efectúa
tanto al principio como al final de dos unidades sintácticas o métricas
seguidas.
El mar.
La mar.
El mar.
Sólo la mar
(Rafael
Alberti)
2.1.8.
Diseminación: se
caracteriza por la repetición de la misma palabra o de sinónimos dentro de un
contexto más amplio y sin seguir un orden preestablecido.
Lindo con tu silencio, en la hora fría
en que todo está dicho. Palpo ciego
tu encontrado silencio. Parto y llego
de silencio a silencio, día a día.
(Rafael Guillén)
2.1.9. Retruécano o conmutación: en esta figura se
repiten varias palabras o la oración entera, invirtiéndose el orden de los
términos de modo que el sentido del sintagma o de la oración se vuelva del revés
y se produzca la significación contraria. Es una de las muchas variedades del
juego de palabras.
¿No ha de haber un espíritu valiente?
¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?
(Francisco de Quevedo)
2.1.10.
Polisíndeton: es un
tipo específico de anáfora, puesto que consiste en la unión de elementos
(sintagmas, oraciones) mediante la misma conjunción (habitualmente la
conjunción copulativa y, aunque no siempre). En realidad, el polisíndeton es
tanto una figura retórica como una estructura sintáctica ‑una forma de
coordinación de proposiciones‑, que puede no tener una significación
estilística especial; por tanto, cuando se identifique como figura será
necesario señalar su valor expresivo.
Hay un
palacio y un río y ven, que quiero matar o amar o morir o un lago y un puente
viejo, /darte todo
y fuentes
con musgo y hierba (Vicente Aleixandre)
alta y
silencio... un silencio
(Juan
Ramón Jiménez)
2.1.11.
Aliteración o asonancia: consiste
en la repetición de un sonido o grupo de sonidos con un fin expresivo
determinado. Debe tenerse mucho cuidado a la hora de señalar esta figura, pues
es inevitable repetir sonidos dado que sólo existen veinticuatro fonemas en
castellano. Cuando identifiquemos una aliteración tendremos siempre que
señalar qué función expresiva desempeña. Por ejemplo, en una frase como
"el ronco rugir del reactor" parece claro que la repetición del
fonema vibrante r refuerza la representación sensorial que el lector se hace al
leerla.
con el
ala aleve del leve abanico
(Rubén
Darío; la repetición de la l produce una impresión de jugueteo, de vibración
ligera y sutil)
un no sé
qué que quedan balbuciendo
(San Juan
de la Cruz; la
repetición de la sílaba que refuerza la impresión de un habla entrecortada)
Muy próxima a la aliteración, hasta el punto de que en
muchas ocasiones se confunde con ella, se halla otra figura retórica, la armonía
imitativa, que consiste en una cierta ordenación de las palabras en la
frase o el verso de tal manera que recuerden un sonido natural o que creen,
apoyándose en la costumbre lingüística del autor y el receptor, una determinada
impresión sonora.
En el
silencio sólo se escuchaba
un
susurro de abejas que sonaba
(Garcilaso
de la Vega; en
este ejemplo, hay una clara semejanza entre el sonido sibilante de la
"s" y el rumor de las abejas evocado por los dos versos. La
aliteración y el efecto de armonía imitativa producen una sensación de
sosiego, de paz y tranquilidad)
Dentro de la armonía imitativa hay que distinguir su
forma más sencilla, que es la onomatopeya, figura en la cual la palabra o
expresión reproduce claramente un sonido natural.
y un cantarillo de barro
‑glú, glú‑ que nadie se lleva
(Antonio Machado)
Otra figura relacionada con la aliteración se produce
cuando el autor juega con el puro sonido de las palabras, sin que éstas
signifiquen nada por sí mismas; en este caso, la figura se denomina jitanjáfora.
Viernes vírgula virgen
enano verde
verdularia cantárida
erre con erre
(Mariano Brull)
Una forma particular de la aliteración es la cacofonía o disonancia,
repetición de sonidos que produce un efecto desagradable o de difícil
articulación. A veces puede tener efectos imitativos, irónicos, paródicos o
expresionistas.
La
chulapona del chal, con chalanería: pues a mí un jifero jarifo me enjaretó un
jabeque aquí en la jeta y luego allí sobre los jaramagos me rajó en seco de
una jiferada de jabalí. ¡Yo la jifa y él el jifero! (Julián Ríos)
2.1.12.
Similicadencia: se basa
en la utilización de dos o más palabras con el mismo accidente gramatical
(tiempo y persona, caso, número, género), lo cual produce un efecto rítmico.
De carne
nacemos, en carne vivimos, en la carne moriremos
(Fray
Antonio de Guevara)
Con
asombro de mirarte,
con
admiración de oírte,
ni qué
pueda preguntarte
(Pedro
Calderón de la Barca)
2.1.13.
Palindromía: en esta
figura no se repiten las oraciones, los sintagmas, las palabras ni siquiera
los sonidos, sino las letras, de tal modo que el texto (el palíndromo) se lee
igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda.
Dábale
arroz a la zorra el abad
Somos
nada, ya ve, o lodo o dolo, Eva y Adán somos (Julián Ríos)
2.2. POR
REPETICIÓN DE ELEMENTOS DE SEMEJANZA RELAJADA
2.2.1.
Modificación de parte de la palabra
2.2.1.1.
Paronomasia: consiste
en la repetición de una palabra, pero con alguna leve diferencia. Esta
ligera modificación fonética origina un cambio sorprendente del significado. Se
trata, por tanto, de uno de los recursos posibles en los juegos de palabras.
Le puso
el piso en que posa Bombones Trapa
y ya sin
comer se pasa ¡Caiga en la trampa!
hondo
hastío; no es la casa (anuncio de bombones TRAPA)
lo que
quiso... es otra cosa.
Le puso
el piso en que pasa
hondo
hastío; donde posa ... mariposa
sin
coser; es otra cosa; rosa y blanca, velada con un velo.
no lo que
quiso; no casa. Volada para siempre de mi rosa
Presa del
piso sin prisa, (Blas de Otero)
pasa una
vida de prosa.
(Miguel
de Unamuno)
2.2.1.2.
Polípote o políptoton: consiste
en emplear una misma palabra en un enunciado breve en distintas funciones y
formas. El polípote se basa en las variaciones flexivas de género, número y
caso (categoría nominal) y persona, número, tiempo y modo (en la categoría
verbal) de las palabras.
¡Vive
Dios, que la he de ver! No me tienes que dar porque te quiera,
Veréis la
mayor belleza pues aunque lo que espero no esperara,
que los
ojos del rey ven lo mismo que te quiero te quisiera. (Tirso de Molina) (Anónimo
sevillano)
2.2.1.3.
Derivación, figura etimológica o annonimatio: la palabra repetida
se distingue por el hecho de mantener la raíz etimológica de su antecedente. Es
una figura muy parecida al polípote, y de aquí que suelan confundirse. Esta
figura recibe su nombre del procedimiento de formación de palabras conocido
como derivación (utilización de prefijos y sufijos). Embajador del rey soy Rosa
rosada y divina como una rósea
de él os
traigo una embajada ilusión (Tirso de Molina) (Fernando de Rojas)
Jorge
Luis Borges sabe poco de tangos e ignora su ignorancia, actitud usual entre
ignorantes
(Camilo José
Cela)
2.2.2.
Modificación de la totalidad de la palabra.
2.2.2.1. Sinonimia: se
produce esta figura cuando se expresa un mismo significado mediante distintos
significantes que aparecen a lo largo del texto. La figura puede comprender una
sola palabra (primer ejemplo), pero también sintagmas (segundo) u oraciones
completas (tercero). Es muy habitual que las palabras o expresiones sinónimas
aparezcan en una escala ascendente o descendente de intensidad, dependiendo del
efecto que en cada caso se pretenda destacar, con lo cual esta figura está
asociada en muchas ocasiones a la gradación.
En
cárceles de espacio, aéreas llaves Pescadora, muchos males
te me
encierran, recluyen, roban y falta de muchos bienes
(Gerardo
Diego) (Tirso de Molina)
Ya me
reposa el coraçón, ya descansa mi pensamiento, ya reciben las venas é recobran
su perdida sangre, ya he perdido temor, ya tengo alegría. (Fernando de Rojas)
Una variedad de la sinonimia (o combinación entre ésta y
la antítesis) es la paradiástole,
figura en la cual se reúnen palabras de significado semejante, pero mediante
una estructura que opone sus significados.
Fue
constante sin tenacidad, humilde sin bajeza, intrépido sin temeridad (Capmany)
2.2.2.2.
Gradación: consiste
en la repetición de elementos (palabras, sintagmas u oraciones), o bien
sinónimos o bien de significados claramente relacionables entre sí; dichos
significados están dispuestos en una escala ascendente o descendente. Cuando la
gradación es ascendente, suele denominarse clímax;
cuando es descendente,anticlímax.
allí los
ríos caudales, Vite, adoréte, abraséme
allí los
otros medianos tanto, que tu amor me anima
e más
chicos a que contigo me case
(Jorge
Manrique) (Tirso de Molina)
2.2.2.3.
Pleonasmo, tautología o redundancia: se trata de una repetición
del contenido que resulta superflua o redundante desde el punto de vista
informativo, si bien puede aumentar la expresividad del texto.
Ya
ejecuté, gran señor Temprano madrugó la madrugada
Tu
justicia justa y recta temprano estás rodando por el suelo (Tirso de Molina)
(Miguel Hernández)
2.2.3.
Modificación del significado de la palabra
2.2.3.1.
Diáfora: se
produce al usar dos o más veces la misma palabra, pero con diferente significado
o con distinto matiz. Es una variedad del juego de palabras.
- ¿Usted
no nada nada?
- Es que
no traje traje.
(chiste
popular)
Cruzados
hacen cruzados,
escudos
pintan escudos,
y tahures
muy desnudos
con dados
ganan condados...
(Luis de
Góngora; en este caso, las palabras cruzados, escudos y ducados significan en primer
lugar monedas, y cuando se repiten designan títulos nobiliarios. En esta
letrilla Góngora critica a quienes compran títulos nobiliarios con dinero,
aunque no los merezcan)
Un tipo particular de esta figura es la antanáclasis o reflexio, que se
produce dentro de un diálogo, en aquellos casos en que uno de los
interlocutores desfigura o confunde un término utilizado previamente por el
otro, con lo cual aparece un juego de palabras. Véase un conocido chiste como
ejemplo de esta figura:
Le dice
un mariquita a otro: "¿y a ti cómo te gusta tomar el consomé?". El
otro responde: "pues a mí me gusta tomarlo con un huevo dentro". Y el
primero, maliciosamente, replica a su vez: "¡ay, chico!, vaya postura
más difícil para tomar el consomé".
(En este
caso, el juego de palabras está basado implícitamente en el doble significado
de la palabra huevo: 'producto de las gallinas', por un lado, y 'testículo',
por otro)
2.2.3.2.
Dilogía: consiste
en el uso de la misma palabra o expresión con un doble sentido dentro de un
mismo enunciado. Es una figura muy próxima a la diáfora, hasta el punto de que
muchos tratadistas no consideran que haya que distinguir las dos figuras (de
hecho, el ejemplo de antanáclasis que hemos citado arriba es también un caso de
dilogía).
Pepsi
Cola en latas; esta lata trae mucha cola
(En este
ejemplo, la palabra cola tiene dos sentidos: en primer lugar, hace referencia a
la bebida; en segundo lugar, la expresión traer cola significa 'causar
impacto', 'dar que hablar', porque se supone que las latas de esta bebida van
a causar sensación)
2.2.3.3.
Calambur o calembour: es un
juego de palabras que tiene lugar cuando el reagrupamiento y redistribución de
una o más palabras produce un sentido distinto en el texto. Es un recurso muy
utilizado en los chistes por sus indudables efectos humorísticos. En algunas
ocasiones se utiliza conjuntamente el términos equívoco para denominar tanto al
calambur como a la dilogía.
Oro
parece, plata no es En este banco están sentados un padre y su hijo.
¿Qué es?
(el plátano) El padre se llama Juan; el hijo ya te lo he dicho
(Esteban)
Si el Rey
no muere, Mi muy adorada PaK
el reino
muere he notado varias BCC
(Alonso
de Ledesma) que no me miras amanT
y hablas sin cesar con PP
(Ramiro Mestre)
SOGTULAPDT
(‘Ese
ojete huele a pedete’; texto de una camiseta del catálogo musical DISCOPLAY)
3.
FIGURAS DE AMPLIFICACIÓN
Las figuras que pertenecen a esta categoría comparten
como rasgo común la expresión detallada y pormenorizada de ideas o
conceptos que normalmente se expresarían de manera más concisa y resumida. Se
trata, por tanto, del desarrollo extenso y minucioso de un tema, idea o
argumento.
3.1.
Enumeración: se trata
de la división de un tema en sus partes, las cuales se expresan con detalle.
Estos detalles van en contacto, ordenados mediante asíndeton o polisíndeton.
Que no
importan fuerzas, Cuando Roma es cloaca,
guardas,
criados, murallas, mazmorra, calabozo,
fortalecidas
almenas para amor, catacumba, cisterna,
que la de
un niño albañal, inmundicias,
hasta los
muros penetra ventanas rotas, grietas, (Tirso de Molina) cornisas que se caen
(Rafael Alberti)
Una variedad muy común de la enumeración es la llamada enumeración
caótica; en esta figura parece que los detalles son, considerados por
separado, lógicamente inconexos, aunque finalmente resultan coherentes observados
en su conjunto.
Perchas, peroles, pícaros, patatas,
aves, lechugas, plásticos, cazuelas,
camisas, pantalones, sacamuelas,
cosas baratas que no son baratas.
Frascati, perejil, ajos, corbatas,
langostinos, zapatos, hongos, telas,
liras que corren y con ellas vuelas,
atas mil veces y mil más desatas.
(Rafael Alberti)
También es muy frecuente, sobre todo en la poesía
contemporánea, la llamada enumeración
elíptica, que intenta dirigir la atención sobre los objetos, cargados de
valor simbólico, y sobre todo relacionados con un eje común que el lector ha de
identificar.
El bastón, las monedas, el llavero,
la dócil cerradura, las tardías
notas que no leerán los pocos días
que me quedan, los naipes y el tablero,
un libro y en sus páginas la ajada
violeta, monumento de una tarde
sin duda inolvidable y ya olvidada,
el rojo espejo occidental en que arde
una ilusoria aurora. ¡Cuántas cosas,
limas, umbrales, atlas, copas, clavos,
nos sirven como tácitos esclavos,
ciegas y extrañamente sigilosas!
Durarán más allá de nuestro olvido;
no sabrán nunca que nos hemos ido.
(Jorge Luis Borges)
3.2.
Definición o evidencia: consiste
en la indicación de detalles significativos y diferenciadores, mediante los
cuales se define o delimita un concepto.
Gentilhombre,
¿sois de España?
Sí,
Señora, y de una tierra
donde no
se cría araña
ponzoñosa,
ni se encierra
Grande,
embuste ni maraña,
sino un
limpio proceder,
y el
cumplir y el prometer
es todo
una misma cosa.
(Miguel
de Cervantes. En este ejemplo, el personaje que habla define con variados
detalles las virtudes de su patria chica)
3.3.
Corrección o epanortosis: es una
figura que consiste en volver sobre lo ya dicho para matizar la afirmación o
para atenuarla, o incluso para contradecirla. Con frecuencia se utilizan
fórmulas fijas, como "mejor dicho", "pero ¿qué digo?",
etc.
La acción
transcurre en un país oprimido y tenaz [...] Ha transcurrido, mejor dicho, pues
aunque el narrador es contemporáneo, la historia referida por él ocurrió al
promediar o empezar el siglo XIX. (Jorge Luis Borges)
3.4.
Dubitación: en esta
figura el orador o el autor deja al público la posibilidad de elegir entre dos
o más denominaciones distintas de la misma cosa o, en un plano más general, la
duda acerca de la estructuración del discurso entero.
Di,
¿podré yo vivir
en esos
otros climas
o
futuros, o luces
que estás
elaborando,
como su
zumo el fruto
para
mañana tuyo?
¿O seré
sólo algo
que nació
para un día
tuyo (mi
día eterno)...?
Pedro
Salinas. En este poema, el poeta manifiesta sus dudas acerca de su relación
con la amada, y las expresa a través de dos preguntas alternativas)
3.5.
Antítesis, contraste o contraposición: consiste en la
contraposición de dos ideas opuestas. Puede producirse entre palabras,
sintagmas e incluso oraciones enteras. Es una de las figuras de amplificación
más comunes, y a menudo va asociada a otras como el quiasmo, el oxímoron o la
paradoja.
lealtad
en el buen amigo, Así los bienes -muriendo
traición
en el enemigo, y con sudor- se procuran
en la
noche oscuridad y los das;
y en el
día claridad los males vienen corriendo (Tirso de Molina) después de venidos,
duran mucho más (Jorge Manrique)
Una variedad muy importante de la antítesis es el oxímoron (el plural de esta palabra es
oxímoros), figura en la cual se colocan en contacto palabras de sentido opuesto
que parecen excluirse mutuamente, pero que en el contexto se convierten en compatibles.
la noche sosegada ¡Oh desmayo dichoso!
en par de
los levantes de la aurora ¡Oh muerte que das vida! la música callada, ¡Oh dulce
olvido! la soledad sonora, (Fray Luis de León)
la cena
que recrea y enamora
(San Juan
de la Cruz)
El oxímoron está asociado muy a menudo con la paradoja, variedad
especialmente intensa de la antítesis que consiste en afirmar algo en apariencia
absurdo por chocar contra las ideas corrientes, adscritas al buen sentido, o a
veces opuestas al propio enunciado en que se inscriben. En realidad se trata
de un absurdo aparente que en el fondo esconde una verdad o un modo nuevo de
ver la verdad. Se podría decir que la paradoja es algo así como una antítesis
"superada" que hermana o refunde ideas contrarias en un mismo
pensamiento que sorprende por su carácter inesperado e ingenioso. Además de los
ejemplos anteriores de oxímoros (que también lo son de paradojas), véanse los
siguientes:
Vivo sin
vivir en mí Sufro yo a tu costa,
y tan
alta vida espero, Dios no existente, pues si Tú existieras
que muero
porque no muero existiría yo también de veras
(Santa
Teresa de Jesús) (Miguel de Unamuno)
3.6.
Silogismo: es una
figura lógica en la cual el enunciado adopta la forma de un razonamiento en el
que pueden distinguirse tres partes: 1) la proposición o hipótesis que se desea
probar; 2) las pruebas o premisas; 3) la conclusión.
Todos los días son días
no hay más que un día en el mundo
luego son todos los días
no más que uno
(Miguel de Unamuno)
3.7.
Descripción: consiste
en la presentación detallada de objetos, personas, lugares o tiempos, con el
fin de que el lector o el espectador los vean con más claridad y se les hagan
reales y evidentes. Según se trate de uno de los cuatro elementos citados,
podemos distinguir cuatro tipos principales de descripción:
3.7.1.
Pragmatografía: es la
descripción de objetos y de acciones.
Baldomero
parecía otro. En el escritorio canturriaba, y buscaba pretexto para salir, subir
a la casa y decir una palabrita a su mujer, cogiéndola en los pasillos o donde
la encontrase. También solía equivocarse al sentar una partida, y cuando
firmaba la correspondencia daba a los rasgos de la tradicional rúbrica de la
casa una amplitud de trazo verdaderamente grandiosa, terminando el rasgo
final hacia arriba como una invocación de gratitud dirigida al cielo. (Benito
Pérez Galdós)
3.7.2.
Prosopografía: consiste
en la descripción de las características físicas de una persona, o, con menos
frecuencia, de un animal.
Los ojos
verdes, rasgados; las pestañas luengas; las cejas delgadas é alçadas; la nariz
mediana; la boca pequeña; los dientes menudos é blancos; los labios colorados e
grosezuelos; el torno del rostro poco más luengo que redondo; el pecho alto;
la redondez é forma de las pequeñas tetas, ¿quién te la podría figurar?...
(Fernando de Rojas)
Platero
es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón,
que no lleva huesos. (Juan Ramón Jiménez)
Cercana a la prosopografía se encuentra la etopeya, que consiste en la
descripción de las cualidades morales y espirituales de una persona. La fusión
de prosopografía y etopeya se denomina retrato.
Por otro lado, un retrato exagerado en sus rasgos, y de intención burlesca o
satírica recibe el nombre de caricatura.
... entró
a decir don Celedonio de Obeso, ateo declarado y republicano agresivo; en el
fondo un pedazo de pan, un zoquete. (Ramón Pérez de Ayala)
Inmóvil y
taciturno, agaritado de perfil en una remota ventana, atento al relevo de guardia
en la campa barcina del convento, parece una calavera con antiparras negras y
corbatín de clérigo. (Ramón del Valle‑Inclán)
3.7.3.
Topografía: consiste
en la descripción de un lugar real. La descripción de un lugar idealizado (el
tópico del locus amoenus, por ejemplo) se denomina topotesia.
Sobre el
monte pelado Cerca del Tajo en soledad amena
con
calvario. de verdes sauces hay una espesura Agua clara toda de hiedra revestida
y llena,
y olivos
centenarios. que por el tronco va hasta la altura
Por las
callejas y así la teje arriba y encadena
hombres
embozados, qu'el sol no halla paso a la verdura;
y en las
torres el agua baña el prado con sonido,
veletas
girando. alegrando la hierba y el oído.
Girando
eternamente. (Garcilaso de la
Vega; topotesia)
¡Oh
pueblo perdido,
en la Andalucía del llanto!
(Federico
García Lorca; topografía)
3.7.4.
Cronografía: es la
descripción del tiempo, es decir, la acumulación de detalles que evocan y
precisan un espacio temporal (un día, una estación del año, un momento del
pasado, etc.).
Cuando yo era más joven
(bueno, en realidad, será mejor decir
muy joven)
algunos años antes
de conocernos
y
recién llegado a la ciudad,
a menudo pensaba en la vida.
Mi familia
era bastante rica y yo estudiante.
Mi infancia eran recuerdos de una casa
con escuela y despensa y llave en el ropero...
(Jaime Gil de Biedma)
3.8.
Perífrasis, circunlocución o circunloquio: mediante esta figura
se sustituye la denominación inmediata por otra más amplia que se propone como
medio para evitar aquélla. En términos más coloquiales podemos definir la perífrasis
como "dar un rodeo" para decir algo. Las razones para utilizar
perífrasis son muy variadas: evitar expresiones tabúes o inapropiadas, evitar
las repeticiones, etc.
allegados son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos
(Jorge
Manrique; con esta perífrasis el autor se refiere a los pobres, los humildes)
Era del
año la estación florida
en que el
mentido robador de Europa
-media
Luna las armas de su frente,
y el sol
todos los rayos de su pelo‑
luciente
honor del cielo,
en campos
de zafiro pace estrellas...
(Luis de
Góngora; el segundo verso hace alusión a Júpiter (quien se disfrazó de toro
para raptar a Europa), pero sin nombrarlo directamente)
3.9.
Alusión: puede
considerarse como un tipo particular de perífrasis, en la cual se hace referencia
a una persona o cosa conocida sin nombrarla. Más que una figura retórica se
trata de un procedimiento literario, complejo y a menudo muy enriquecedor,
pues exige la colaboración activa del lector en el entendimiento del texto. Por
otro lado, este recurso suele provocar numerosos problemas de comprensión, ya
que sucede con frecuencia que la distancia temporal o espacial del lector con
respecto al texto dificulta o impide completamente el reconocimiento de las
alusiones que éste contiene.
Aquél
sólo me encomiendo, Y cuando llegue el día del último viaje
aquél
sólo invoco yo y esté al partir la nave que nunca ha de de verdad, tornar...
que en
este mundo viviendo, (Antonio Machado; las imágenes del viaje
el mundo
no conoció y de la nave hacen alusión a la muerte)
su deidad
(Jorge
Manrique; el poeta alude en estos versos a Cristo)
3.10.
Digresión o excurso: consiste
en la ruptura de la coherencia de un texto temáticamente unitario mediante la
intercalación de una unidad independiente. El autor sale del tema que estaba
tratando para poner un ejemplo, hacer alguna observación, reflexionar sobre los
hechos, etc.
-¿Qué
estación es ésta, tía? -preguntó.
Uno de
los tres hombres del departamento le respondió antes que la mujer sentada
frente a ella tuviera tiempo de contestar.
-¿Hay
cantina?
-No
señorita. En la próxima.
La joven
hizo un mohín, que podía ser de disgusto o simplemente un reflejo de
coquetería, porque inmediatamente sonrió al hombre que le había informado. La
mujer mayor desaprobó la sonrisa llevándose la mano derecha a su roja, casi
cárdena pechuga, y su papada se redondeó al mismo tiempo que sus labios se
afinaban y entornaba los párpados de largas y pegoteadas pestañas.
-¿Tiene
usted sed? ¿Quiere beber un traguillo de vino? -preguntó el hombre.
-Te
sofocará -dijo la mujer mayor- y no te quitará la sed.
(Ignacio
Aldecoa; el fragmento en cursiva constituye una digresión dentro del diálogo,
puesto que no contribuye a desarrollarlo, sino a ofrecer una serie de notas
que caracterizan a los personajes)
Una variedad de la digresión es la parábasis, en la cual el autor
realiza una intrusión en el desarrollo de la obra, bien directamente, bien a
través de juicios personales.
3.11.
Comparación o símil: en esta
figura se establece una relación entre dos elementos diversos, unidos mediante
una partícula comparativa (como, tal, cual, igual que, etc.).
Como es
verdad que en los vientos ¡Cuánta nota duerme en sus cuerdas
hay aves,
en el mar peces, como el pájaro duerme en las ramas,
que
participan a veces esperando la mano de nieve
de todos
cuatro elementos; que sabe arrancarlas!
como en
la gloria hay contentos, (Gustavo Adolfo Bécquer)
lealtad
en el buen amigo,
traición
en el enemigo,
en la
noche oscuridad
y en el
día claridad,
así es
verdad lo que digo.
(Tirso de
Molina)
3.12.
Adjetivo y epíteto. El
adjetivo es un adyacente del sustantivo, palabra a la cual modifica o precisa.
La adjetivación es uno de los procedimientos estilísticos más frecuentes y
enriquecedores debido a sus posibilidades descriptivas y caracterizadoras, y
también uno de los que caracterizan con mayor precisión el estilo propio de
cada escritor.
Suelen distinguirse dos clases de adjetivos de acuerdo
con la relación significativa que mantienen con el sustantivo al que acompañan.
En primer lugar, aquel adjetivo que precisa el significado del sustantivo y lo
distingue de entre otros de su clase (adjetivo especificativo); en segundo
lugar, aquel adjetivo cuyo significado está ya implícito de alguna forma en el
del sustantivo, del cual ofrece notas complementarias o no esenciales, y que se
denomina adjetivo explicativo o epíteto (verdes prados, sangre roja, cielo
azul, agua cristalina, etc.). Con más precisión lo define Gonzalo Sobejano:
"epíteto es el adjetivo calificativo atributivo no restrictivo, o, lo que
es lo mismo, es epíteto aquel adjetivo morfológicamente tal que significa
cualidad y se adjunta al sustantivo inmediata o mediatamente, pero sin nexo
copulativo, para expresar aquella cualidad referida a una sustancia, sin
necesidad lógica de expresarla".
En tanto que de rosa y azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto (adjetivos
especificativos)
con clara luz la tempestad serena. (epíteto)
(Garcilaso de la
Vega)
4.
FIGURAS DE OMISIÓN
La característica que define estas figuras es la
ausencia de alguno de los elementos que normalmente forman la oración. Estas
figuras persiguen la economía de medios, la brevedad o la concisión, con el fin
de alcanzar un efecto expresivo determinado.
4.1.
Elipsis: consiste
en la omisión de uno o varios miembros de la oración, que se pueden completar a
base del contexto. Es un fenómeno muy corriente en la lengua habitual, y
también en la literatura.
Por una
mirada, un mundo;
por una
sonrisa, un cielo;
por un
beso... ¡yo no sé
qué te
diera por un beso!
(Gustavo
Adolfo Bécquer; se elide el verbo dar en los tres primeros versos)
4.2.
Ceugma, zeugma o adjunción: se trata
de la utilización de un elemento sintáctico común para varias unidades análogas
de la oración (un verbo para varios sujetos, un adjetivo para varios
sustantivos, etc.).
Veré las
inmortales
columnas
do la tierra está fundada,
las
lindes y señales
con que a
la mar hinchada
la Providencia tiene
aprisionada
(Fray
Luis de León; en este caso el verbo veré lleva tres complementos directos,
columnas, lindes y señales)
4.3.
Asíndeton o disyunción: consiste
en la agrupación de elementos coordinados (palabras, sintagmas, oraciones)
mediante pausas, es decir, sin conjunciones. Es el fenómeno contrario al
polisíndeton. El asíndeton se realiza a menudo en combinación con figuras
como la gradación, la antítesis, el paralelismo, etc.
Tú eres
pora todo, grado al Criador, ¡Fuego, fuego, zagales, agua, agua!
por rogar
al tu Fijo, tu Padre, tu Sennor ¡Amor, clemencia, que se abrasa el alma!
(Gonzalo
de Berceo) (Tirso de Molina)
4.4.
Reticencia o aposiopesis: consiste
en interrumpir una idea o una serie de ideas, o dejar una frase sin acabar,
señalándola con puntos suspensivos o a través de una fórmula adecuada.
Me siento
apresado. Escucha, Elisa... Yo qué quieres que haga... Por favor, tranquilízate...
Me gustaría saber explicártelo... Yo qué quieres que le haga... (Ignacio
Aldecoa)
5.
FIGURAS DE APELACIÓN
Estas figuras se relacionan con la función conativa o
apelativa del lenguaje, en virtud de la cual el emisor de un mensaje -el autor
del texto literario, en nuestro caso- apela, es decir, llama a su receptor (el
lector u oyente), intentando conseguir de éste una actitud determinada. En
algunas ocasiones puede ocurrir que sea el propio autor quien se dirige a sí
mismo.
5.1.
Pregunta o interrogación retórica: se trata
de una interrogación que no precisa o de la que no se espera una respuesta,
porque la pregunta ya contiene implícitamente su contestación. Es una pregunta
aparente que a menudo expresa los afectos del autor. Hay que distinguir esta
figura de otra bastante parecida, el apóstrofe, figura en la cual la
exclamación o pregunta va dirigida hacia alguien en concreto (persona, ser animado
o inanimado, real o figurado), cosa que no ocurre por lo general en la pregunta
retórica.
¿Qué se
hicieron las damas, ¿Será verdad que cuando toca el sueño
sus
tocados e vestidos, con sus dedos de rosa nuestros ojos,
sus
olores? de la cárcel que habita huye el espíritu
¿Qué se
hicieron las llamas en su vuelo presuroso?
de los
fuegos encendidos (Gustavo Adolfo Bécquer)
d'amadores?
(Jorge
Manrique)
5.2.
Exclamación: es una
figura que expresa un sentimiento vehemente y apasionado del autor. Consiste en
la modificación de una oración mediante la entonación adecuada (precisamente
suelen ser los signos de admiración los que indican dicha entonación) y
frecuentemente mediante vocativos e interjecciones.
Amigo de
sus amigos, ¡Oh riguroso empeño
¡qué
señor para criados de la verdad! ¡Oh máscara del día!
y
parientes! ¡Noche al fin, tenebrosa
¡Qué
enemigo de enemigos! antípoda del sol, del sueño esposa!
¡Qué
maestro d'esforçados (Tirso de Molina)
e
valientes!
(Jorge
Manrique)
5.3.
Apóstrofe o invocación: el autor
o el hablante se aparta de su público (real o ficticio) para dirigirse mediante
una pregunta o exclamación vehemente bien a su adversario en el discurso, a
personas ausentes (mitológicas, imaginarias, históricas, etc.) o incluso a
cosas y conceptos abstractos. Cuando los seres que se invocan son inanimados o
abstractos, el apóstrofe se aproxima a la personificación o prosopopeya.
Tú me
levantas, tierra de Castilla, ¡Ay choza, vil instrumento
en la
rugosa palma de tu mano, de mi deshonra y mi infamia!
al cielo
que te enciende y te refresca, ¡Cueva de ladrones fiera,
al cielo,
tu amo. que mis agravios ampara!
(Miguel
de Unamuno; el autor se dirige (Tirso de Molina; el personaje -una
a una
entidad inanimada, como es la mujer deshonrada por don Juan-
tierra
castellana, para expresarle se dirige hacia la choza que ha
sus
sentimientos) sido escenario de su desgracia)
5.4.
Optación: consiste
en la expresión de un deseo vehemente. Pueden distinguirse varios tipos, de
acuerdo con el sentimiento que se expresa en esta figura.
5.4.1. Deprecación o súplica.
Dime tú lo que quiero
que no lo sé...
Despoja a mis ansiones de su velo...
Descúbreme mi mar,
Mar de lo eterno...
Dime quién soy... dime quién soy... que
vivo...
(Miguel de Unamuno)
|
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5.4.2. Execración, o maldición dirigida contra uno mismo.
¡Cuán gritan esos malditos!
Pero ¡mal rayo me parta
si, en concluyendo la carta
no pagan caros sus gritos!
(José Zorrilla)
|
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5.4.3. Imprecación, o maldición dirigida contra otra persona.
Villanos te maten, rey,
villanos que non hidalgos
(Romancero)
|
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5.4.4. Conminación o amenaza.
Goza tu juventud y tu hermosura
¡oh, sol!, que cuando el pavoroso día
llegue que el orbe estalle y se
desprenda...
(José de Espronceda)
|
6.
TROPOS.
En los tropos se produce un fenómeno característico: el
término propio (es decir, aquél que designa la realidad a la que se refiere el
autor) se sustituye por otro término que está alejado de su significación
original. El cambio de significado es, por tanto, la clave que define los
tropos en relación con el resto de figuras retóricas; tales cambios pueden ser
muy variados, desde los muy leves y fácilmente perceptibles hasta otros muy
complejos o muy alejados de la significación original. Los tropos son recursos
muy importantes a la hora de incrementar la expresividad de un texto, debido a
sus posibilidades imaginativas y a la riqueza de sugerencias que contienen.
6.1.
Sinécdoque: consiste
en la sustitución de una expresión semánticamente más amplia por otra semánticamente
más restringida o al revés. Dicho en otros términos, es un tropo basado en
relaciones de contigüidad, de vecindad semántica entre el todo y sus partes. Se
pueden distinguir tres tipos de sinécdoque:
a)
Mención de la parte por el todo (o viceversa):
Era un
pueblo de tres mil almas (en vez de personas)
Tenía un
rebaño de doscientas cabezas (en vez de animales, o reses)
Brillaban
las lanzas entre el fragor de la batalla (en vez del metal de las lanzas)
Francia
fue derrotada en la batalla de Pavía (en vez del ejército francés)
b)
Mención del singular por el plural (o viceversa):
El
español es valiente (en vez de los españoles)
El hombre
es mortal (en vez de los hombres)
Me gustan
los fines de semana (en vez del fin de semana)
A España
le sirvieron de muy poco los oros de las Indias (en vez del oro)
c)
Mención del género por la especie (o viceversa):
El noble
bruto cayó pesadamente (en vez del caballo; este ejemplo también lo es de
perífrasis)
Los
mortales nunca encuentran la paz sobre la Tierra (en vez de los hombres)
Es un
desgraciado que no sabe ni ganarse el cocido (en vez de los alimentos)
No tengo
un real (en vez de dinero)
Hay algunos tratadistas que distinguen otros tipos de
sinécdoque, como la mención del continente por el contenido, de la materia por
el objeto, de lo abstracto por lo concreto (y viceversa), etc. Sin embargo,
estos últimos tipos no son propiamente sinécdoques, sino metonimias. El
auténtico problema estriba en que a menudo resulta bastante difícil distinguir
conceptualmente la metonimia de la sinécdoque, puesto que ambas figuras
literarias responden a cambios de sentido basados en relaciones de contigüidad
semántica.
6.2.
Antonomasia: es una
variante muy frecuente de la sinécdoque, que se aplica a los nombres propios,
tanto de persona como de cosa. En esta figura el nombre propio se sustituye por
una perífrasis o un apelativo. Normalmente el fundamento de la antonomasia es
una característica del personaje o de la cosa, que llega a sustituir al
nombre propio. Hay antonomasias muy conocidas: el Cordero de Dios (Cristo), la Casa Blanca (la sede
de la Presidencia
de los Estados Unidos), la
Ciudad Luz (París), la tierra de las flores (Valencia), la
ciudad condal (Barcelona), el manco de Lepanto (Cervantes), el azote de Dios
(Atila), etc.
Hay una variante de la antonomasia ‑la antonomasia vossiana‑ en la
cual se invierten los términos de la antonomasia normal; en vez de sustituir un
nombre propio por una perífrasis o apelativo, se sustituye una cualidad particular
por el nombre propio de una persona que encarna esa cualidad. Es una figura muy
abundante, incluso en el lenguaje coloquial: ser una Agustina de Aragón
significa comportarse como mujer valiente, fuerte y decidida; ser un Sansón
hace referencia a una fuerza física poco corriente; llamar a alguien Tenorio o
Don Juan alude a sus dotes como seductor o sinvergüenza; decir que una mujer
es una Venus destaca su belleza (lo mismo que hablar de un Apolo en el caso
de los hombres); llamar a alguien un Judas implica motejarle de traidor e
infame, etc.
6.3.
Énfasis: consiste
en una expresión que implica ocasionalmente una significación más amplia, más precisa
o más profunda que la que tiene en su empleo habitual. Es una figura que se
encuentra en estrecha dependencia de ciertos elementos del discurso, como el
tono de voz, los gestos, las alusiones contextuales o extratextuales, etc., y
que en muchas ocasiones puede contener matices irónicos, hiperbólicos,
sentenciosos, etc.
¡Eso es
un hombre, y no tú, calzonazos! (en este caso, la palabra hombre se tiñe de
connotaciones de determinación, virilidad, coraje o fuerza que le otorgan una
significación especial)
6.4.
Litotes, lítote o atenuación: sustitución
de una expresión por la negación de su contrario. También se ha definido como
una ironía perifrástica por disimulación. Es una figura muy corriente en la
lengua coloquial y normalmente obedece a una intención irónica. Decirle a
alguien "No eres muy listo tú" es llamarle tonto; "no me parece
que sea especialmente modesto" significa que la persona aludida es
orgullosa o fatua.
El aire
se serena Al pie, dócil ya y muda,
y viste
de hermosura y luz no usada del ileso extranjero,
(Fray
Luis de León) la tierna y no mortífera metralla
de la silvestre, ruda,
mal fingida batalla,
(Rafael Alberti)
6.5.
Hipérbole o exageración: consiste
en la sustitución del término propio por otro que rebasa semánticamente los
límites de la verosimilitud, es decir, por otro que resulta exagerado. La
exageración puede consistir tanto en aumentar como en disminuir el objeto o
la situación. Es también una figura muy corriente en la lengua popular; por
ejemplo, para resaltar que alguien es muy cegato decimos "no ve ni tres en
un burro", o para destacar que a alguien le dieron una gran paliza señalamos
que "le dieron hasta en el carné de identidad".
Con mi
llorar las piedras enternecen Por una mirada, un mundo;
su
natural dureza y la quebrantan; por una sonrisa, un cielo;
los
árboles parece que se inclinan; por un beso... yo no sé
las aves
que me escuchan, cuando cantan, qué te diera por un beso
con
diferente voz se condolecen, (Gustavo Adolfo Bécquer)
y mi
morir cantando me adivinan
(Garcilaso
de la Vega)
6.6.
Metonimia: consiste
en la sustitución de un término propio por otro que se encuentra con él en una
relación real de contigüidad lógica o/y material. Esta relación puede indicar
una conexión causal, temporal, espacial, funcional, etc. Podemos considerar
las siguientes relaciones que dan lugar a metonimias:
a)
Mención del efecto por la causa (o viceversa):
Ganarás
el pan con el sudor de tu frente (en realidad, con el trabajo, que es causa del
sudor)
Yo tengo
mucho respeto a las canas (es decir, a la vejez que es causa de las canas)
Vive de
su trabajo (en realidad, vive del dinero, que es efecto o consecuencia del
trabajo)
Estos
zapatos me están matando (los zapatos son la causa del dolor)
b)
Mención del continente por el contenido:
Me comí
todo el plato (lo que se come no es el plato ‑el continente‑, sino el alimento
que hay en él)
El claustro
aceptó la propuesta de los estudiantes (en vez de los profesores que
integran el claustro)
c)
Mención de lo concreto por lo abstracto (o viceversa):
El
general traicionó su bandera (bandera es una metonimia que significa patria)
Juanito
tiene buena estrella (la buena estrella designa una entidad abstracta, que es
la suerte)
Venga a
probarse la Primavera
al Corte Inglés (se sustituye lo concreto ‑la moda de primavera‑ por lo
abstracto, la estación del año)
¡Qué
atrevida es la ignorancia! (en esta frase, que se suele utilizar para
descalificar a un interlocutor, el sustantivo abstracto ignorancia sustituye
a ignorante)
d) Mención
de la materia por el objeto que está constituido por ella:
Le cruzó
la cara con un tajo del acero (en vez de la espada)
No me
creo nada de lo que dicen los papeles (en vez de los periódicos)
e)
Mención del instrumento por la persona que lo utiliza:
Los dos
flautas desafinaban como bellacos (es decir, los dos músicos que tocaban la
flauta)
Una
pareja de tricornios me vigilaba todo el día (es decir, dos guardias civiles)
f)
Mención del autor por la obra:
Tengo un
Goya colgado en el salón (en vez de un cuadro pintado por Goya)
Todos los
días leo a Pío Baroja (en vez de los libros de Pío Baroja)
g)
Mención del nombre de un lugar por los productos que en él se producen:
Me bebí
un jerez (un vino producido en la zona de Jerez)
A mí me
gusta mucho más el jijona que los demás turrones (el turrón recibe el nombre
del lugar en que se produce)
h)
Mención de lo físico por lo moral:
Es gente
sin entrañas (faltos de compasión)
Perdió el
seso completamente (la razón, el sentido)
i)
Mención del signo por la cosa significada; en este caso, la metonimia da lugar
a un símbolo:
La cruz
triunfó sobre la media luna en Lepanto (las dos palabras representan,
respectivamente, la
Cristiandad y el Islam)
Es un
acérrimo partidario de la hoz y el martillo (representación de la Unión Soviética y
el comunismo)
6.7.
Metáfora: sin lugar
a dudas, el tropo más importante dentro de la lengua literaria. Además, es una
figura muy frecuente en todos los ámbitos del lenguaje, y un procedimiento muy
rico de creación de nuevos sentidos en el lenguaje coloquial, aunque no nos
demos cuenta de su existencia; expresiones como "arder de indignación",
"subirse por las paredes de rabia", "ver la vida de color de
rosa", "creer algo a pies juntillas", u objetos como "el
ojo de la aguja", "los dientes de la llave", "la pata de la
cama", etc., constituyen metáforas
lexicalizadas o catacresis, es decir, metáforas que los hablantes ya no
perciben como tales, aunque en origen fueron creaciones expresivas
individuales.
Tradicionalmente
se ha definido la metáfora como una comparación implícita que prescinde de
la partícula comparativa; en vez de decir "Carmen es como una serpiente"
(comparación o símil), podemos decir "Carmen es una serpiente"
(metáfora). Más modernamente, se han propuesto definiciones más adecuadas: en
la metáfora aparece un significado traslaticio, es decir, un desplazamiento de
sentido que opera la sustitución del término propio por otro que guarda con el
anterior una relación de analogía, de semejanza. La palabra clave en esta
definición es analogía, pues es precisamente este fenómeno el que otorga a la
metáfora su capacidad expresiva y sugestiva. La intuición y la sensibilidad
personal de cada escritor le permiten hallar entre los infinitos aspectos de
la realidad ciertas analogías -es decir, parecidos, semejanzas, sorprendentes
y originales; se produce de este modo una especie de identificación inmediata
entre elementos originalmente no relacionados, de la cual se desprenden las
potencialidades expresivas de este tropo.
Nuestras
vidas son los ríos Es llave la cortesía
que van a
dar en la mar para abrir la voluntad;
que es el
morir y para la enemistad,
(Jorge
Manrique) la necia descortesía
(Lope de Vega)
¡Amapola,
sangre de la tierra;
amapola
herida del sol!, Cerró su boca de ballena el piano
boca de
la primavera azul, y él anduvo hacia atrás,
amapola
de mi corazón hacia el silencio
(Juan
Ramón Jiménez) (Pablo Neruda)
Un tipo de metáfora especialmente importante es la sinestesia. Se trata de una
metáfora en la que la sustitución del término propio se produce en el ámbito de
las sensaciones; dicho de otro modo: la sensación que normalmente debería expresarse
mediante un elemento sensorial tomado de un sentido se expresa mediante otro
elemento sensorial que no corresponde lógicamente a dicho sentido.
La
sabrosa olor de las flores El verde tierno de los árboles
(Gonzalo
de Berceo; gusto-olfato) (Gabriel Miró; vista-tacto)
Con
terciopelado estruendo La campanada blanca de maitines
(Luis de
Góngora; tacto-oído) (Manuel Machado; oído-vista)
Un tipo muy frecuente de metáfora es la personificación o prosopopeya,
que consiste en la atribución de cualidades propias de los seres animados a los
seres inanimados o abstractos, o bien la atribución de cualidades humanas a los
animales o los seres inanimados.
Los
invisibles átomos del aire
en
derredor palpitan y se inflaman;
el cielo
se deshace en rayos de oro;
la tierra
se estremece alborozada.
(Gustavo
Adolfo Bécquer; los términos personificados son metáforas)
6.8.
Alegoría: consiste en una imagen continuada a lo largo de un texto, que
va traduciendo al plano metafórico cada uno de los componentes de una esfera
real. La alegoría se distingue de la metáfora continuada en que en ésta no hay
una equivalencia miembro a miembro, sino que los elementos de la imagen se
presentan en forma más difusa. La alegoría se ha utilizado con frecuencia a lo
largo de la historia, y no sólo en la literatura, sino también en las artes
plásticas, para hacer inteligibles conceptos abstractos que resultan difíciles
de comprender. Así ocurre, por ejemplo, con los autos sacramentales de
Calderón, en los que los conflictos entre ideas abstractas se representan
teatralmente mediante personajes que encarnan figuras alegóricas (la Justicia, la Fe, la Gracia, etc.) Veamos un
ejemplo moderno de texto alegórico:
Miré tus ojos sombríos bajo el cielo apagado.
Tu frente mate con palidez de escama.
Tu boca, donde un borde morado me estremece.
Tu corazón inmóvil como una piedra oscura.
Te estreché la cintura, fría culebra gruesa que en mis
dedos resbala.
Contra mi pecho cálido sentí tu paso lento.
Viscosamente fuiste sólo un instante mía,
y pasaste, pasaste, inexorable y larga.
Te vi después, tus dos ojos brillando
tercamente, tendida sobre el arroyo puro,
beber un cielo inerme, tranquilo, que ofrecía
para tu lengua bífida su virginal destello.
Aún recuerdo ese brillo de tu testa sombría,
negra magia que oculta bajo su crespo acero
la luz nefasta y fría de tus pupilas hondas,
donde un hielo en abismos sin luz subyuga a nadie.
(Vicente
Aleixandre. A lo largo de todo el poema aparecen una serie de metáforas que
sugieren constantemente la analogía entre la mujer amada y una serpiente. De
hecho puede decirse que el significado del poema gira en torno a dicha
relación, que se dispone en forma de alegoría)
Muy relacionado con la alegoría se encuentra otro
fenómeno literario, la parábola,
que puede considerarse figura retórica, pero también un subgénero narrativo.
Se trata de la narración de un suceso fingido del que se deduce, por
comparación, una verdad o enseñanza moral. Como ejemplos muy conocidos de
parábolas se podrían señalar las que incluyen los Evangelios.
6.9.
Símbolo. Este es
uno de los conceptos literarios más difíciles de definir. Podemos decir que se
trata de una entidad que representa algo distinto de sí misma. La relación
entre el símbolo y lo que significa puede ser muy variada; hay símbolos
puramente arbitrarios y convencionales (los símbolos matemáticos y lógicos),
pero también existen otros que basan su sentido en algún tipo de relación
intrínseca, metonímica o metafórica (la cruz como símbolo del Cristianismo, el
olivo como símbolo de la paz, etc.). En teoría literaria la palabra símbolo
suele designar el objeto que se refiere, que remite a otro objeto, pero que
también reclama atención por derecho propio, en calidad de representación.
El símbolo tiene una clara relación con la alegoría y
con la metáfora. Cuando el símbolo lleva inherente un significado constante y
determinado, se aproxima a la alegoría (el ciprés como símbolo de la muerte,
el lirio como símbolo de pureza, la bandera como símbolo de un estado, etc.);
no obstante, el símbolo se diferencia de la alegoría porque aquél no traduce
miembro a miembro una esfera real, sino de modo conjunto. Por otra parte,
puede decirse que todo símbolo es una metáfora, aunque no toda metáfora sea
símbolo; la diferencia entre uno y otra reside en el carácter insistente y
repetitivo del símbolo, que contrasta con la flexibilidad creativa y
significativa de la metáfora. De hecho, cuando una metáfora se repite
persistentemente como presentación a la vez que como representación, se
convierte en símbolo, e incluso puede convertirse en parte de un sistema
simbólico (o mítico).
El símbolo, en su plasmación literaria, suele presentar
un carácter difuso y nebuloso, vago e indeterminado. De aquí que el
significado de los símbolos sea multívoco más que unívoco, y que se preste con
frecuencia a interpretaciones diversas y aun divergentes. Veamos algunos
textos que manifiestan elementos simbólicos.
Este buitre voraz de ceño torvo
que me devora las entrañas fiero
y es mi único constante compañero
labra mis penas con su pico corvo.
El día en que le toque el postrer sorbo
apurar de mi negra sangre, quiero
que me dejéis con él solo y señero
un momento, sin nadie como estorbo.
Pues quiero, triunfo haciendo mi agonía,
mientras él mi último despojo traga
sorprender en sus ojos la sombría
mirada al ver la suerte que le amaga
sin esta presa en que satisfacía
el hambre atroz que nunca se le amaga.
(Miguel
de Unamuno; el buitre ‑entidad material‑ evoca una realidad no material, la
angustia del poeta, que no obstante no queda concretada)
Queda curvo el firmamento,
Compacto azul, sobre el día.
Es el redondeamiento
Del esplendor: mediodía.
Todo es cúpula. Reposa,
Central sin querer, la rosa,
A un sol en cenit sujeta.
Y tanto se da el presente
Que el pie caminante siente
La integridad del planeta.
(Jorge
Guillén; en este poema la esfera simboliza claramente la perfección del mundo,
idea subrayada por la presencia constante del campo semántico de la redondez,
de la esfericidad, perceptible en muchas palabras del texto. Otro símbolo es la
rosa, que representa la belleza y el centro de un mundo perfecto)
6.10.
Ironía o antífrasis: consiste
en decir algo de tal manera que se entienda lo contrario de lo que las palabras
parecen indicar; el contexto, las circunstancias peculiares del discurso o los
datos comunes que conocen emisor y receptor dejan bien entendida la verdadera
intención de las palabras. Esta figura es uno de los recursos esenciales del
humorismo; por otro lado, se utiliza muy a menudo en la lengua coloquial, como
expresión de la burla, el humor o el simple ingenio. La intención irónica
aprovecha los recursos de gran variedad de figuras para conseguir sus propios
fines: dilogías, calambures, paradojas, litotes, énfasis, perífrasis, preguntas
retóricas, comparaciones, metáforas, alegorías, etc.
Los ejemplos de ironía son prácticamente infinitos, pero
quizás los más evidentes sean aquellos tomados del lenguaje coloquial y de
situaciones comunes de la vida. Así, por ejemplo, dice el profesor a una clase
revoltosa e indisciplinada: "¡Pero qué bien os estáis portando!"; o
un marido a su mujer, reprochándole una comida insípida o mal cocinada:
"la verdad es que conozco cocineras mejores"; o una chica a una
amiga, hablando de la falta de higiene de un conocido: "ese individuo deja
un perfume muy delicado a su paso".
La ironía que el hablante dirige contra sí mismo recibe
el nombre de cleuasmo:
Tan campante, sin carrera,
no imperial, sí tomatero,
grillo tomatero, pero
sin tomate en la grillera.
Canario de la fresquera,
no de alcoba o mirabel.
¿Quién aquél?
¡El tonto de Rafael!
(Rafael Alberti)
Una variedad de la ironía, caracterizada por el tono
amargo, mordaz, cruel e insultante, es el sarcasmo.
También es muy frecuente en la lengua coloquial, y recurso común del llamado
"humor negro".
Gocemos, sí; la cristalina esfera
gira bañada en luz: ¡bella es la vida!
¿Quién a parar alcanza la carrera
del mundo hermoso, que al placer convida?
Brilla radiante el sol, la primavera,
los campos pinta en la estación florida.
Truéquese en risa mi dolor profundo...
Que haya un cadáver más ¿qué importa al mundo?
(José de
Espronceda. Toda la estrofa es irónica, porque en ella el poeta parece alabar
la belleza del mundo, cuando lo cierto es que esa belleza aparente le resulta
insoportable. Pero la ironía se transforma en sarcasmo cruel y doloroso en el
último verso)
6.11. Eufemismo: se trata
de la sustitución de una palabra o expresión que se considera inconveniente,
prohibida, "tabú", por otra socialmente más adecuada. En la lengua
coloquial abundan los eufemismos: invidente por ciego, pasar a mejor vida, en
vez de morir, muchacha o interina, en vez de criada, productor, por obrero. Los
tabúes cambian constantemente de acuerdo con factores históricos, sociales,
económicos, culturales, geográficos, religiosos, etc., y por tanto se
desarrollan constantemente nuevos eufemismos y desaparecen otros.
El fenómeno contrario al eufemismo es el disfemismo, que consiste en el
empleo de una palabra vulgar o inconveniente en vez del término normal: estirar
la pata en vez de morir, matasanos, en vez de médico, mis viejos, en vez de mis
padres, etc.
6.12. Arcaísmo: consiste en la
utilización de una expresión antigua o desusada en vez de aquélla que
corresponde al momento histórico en que se expresa el hablante o el escritor.
¡Fuerzas, cielo, porque al vella
querré matalla y mordella
y eso sería delatalla!
¡Juro a Dios que he de miralla
y escuchalla sin vendella!
(Pedro
Muñoz Seca. A pesar de las apariencias, se trata de una obra de este siglo ‑La
venganza de don Mendo‑, que parodia los dramones en verso mediante el uso de
abundantes y cómicos arcaísmos, propios del teatro del siglo XVII)
6.13.
Neologismo: es el
fenómeno opuesto al arcaísmo. Se trata en esta ocasión de utilizar una expresión
novedosa, es decir, una creación lingüística reciente. Palabras como
"litrona", "guay", "software", "zapping",
son claros neologismos. A la hora de señalar tanto los arcaísmos como los
neologismos debe tenerse especial cuidado, ya que en muchos casos las
palabras aparentemente antiguas o recientes no lo son en absoluto. La
correcta interpretación de los neologismos y arcaísmos exige, fuera de los
casos muy claros, conocimientos muy precisos de historia de la lengua y de la
literatura.