El máximo exponente del neoclasicismo venezolano fue Andrés Bello (1781-1865), un hombre de letras que imprimió en sus obras las influencias latinas de la literatura europea. Desapegados del tema bélico, sus poemas y silvas rememoran el carácter natural de la vida sosegada de la periferia nacional. De este modo, exaltó la naturaleza y repudió la lucha armada y el caos metropolitano. Entre sus poemas más conocidos destaca Silva a la Agricultura de la Zona Tórrida, de 1826.
Así, el tema del regreso al campo y el repudio a la guerra marcó un referente estético, que inspiró a otros escritores de la época como Francisco Lazo Martí, Manuel Vicente Romerogarcía y, más tarde, entrado el siglo XX, a Rómulo Gallegos y a José Rafael Pocaterra.
Bello también destaca en el siglo XIX por su importante trabajo lingüístico, el cual plasmó en su trascendente obra Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos, publicada en 1847.
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